domingo, 30 de octubre de 2011

La boda de mi mejor amiga

Los amantes de las típicas películas en las que un grupo de amigas cursis y repelentes demuestran continuamente su fidelidad incondicional y su dependencia total de los hombres pueden llevarse un serio disgusto con La boda de mi mejor amiga

El resto de los mortales nos daremos el gusto de ver una historia protagonizada por mujeres reales, tan diferentes entre sí como únicas: desde la bruta que no deja de hacer guarrerías hasta la pija envidiosa que se valdrá de todas sus hartimañas para conseguir sus propóstios, pasando por la protagonista (una brillante Kristen Wiig) que trata de encajar sus fracasos de la mejor manera posible. 

Es inevitable recordar otra película con un título demasiado similar, La boda de mi mejor amigo, en la que Julia Roberts intentaba arrebatarle a la mismísima Cameron Diaz su futuro esposo. Pero que el nadie piense que la trama se repite con un simple cambio de sexo entre los protagonistas, pues nada tiene que ver una historia con la otra. 

La boda de mi mejor amiga viene a demostrar que esto de las gamberradas en el cine no peternece en exclusvia al sector masculino y que las mujeres son mucho más que unos seres enamoradizos con las hormonas por las nubes. También ellas son capaces de cometer locuras, de ser atrevidas y de saltarse las reglas establecidas. El film nos brinda momentos realmente divertidos y otros tremendamente asquerosos. En cualquier caso, no hay duda de que no te dejará indiferente. 

La película no sería lo mismo sin el gran trabajo de un reparto femenino encabezado por las excelentes Kristen Wiig y Rose Byrne, dos leonas dispuestas a dar el todo por el todo en la lucha por defender su posición de dama de honor y, sobre todo, su honor.

Resultan impagables las escenas de la prueba de vestidos (a ver quién es capaz de no apartar la vista de la pantalla sin que se le escape una arcada), del avión y de las ilegalidades al volante. Una buena sesión de humor que te sorprenderá por su total falta de clichés y convencionalismos.

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