domingo, 11 de septiembre de 2011

El rito

Cuando creíamos que lo habíamos visto todo en esto de practicar exorcismos y luchar contra las perversas intenciones del demonio aparece El rito, una película con muchas influencias claras de sus predecesoras que, a pesar de ello, intenta distanciarse de los tópicos. Y cuando creíamos que Anthony Hopkins no podía crear un personaje tan terrorífico como Hannibal Lecter nos demuestra que a pesar de sus 73 no ha perdido sus dotes de maestro del cine. En esta historia un joven seminarista  (Colin O'Donoghue) acude a Roma para asistir a unas clases de exorcismo, donde se debatirá entre la gran duda de creer o no en Dios y, por lo tanto, en el diablo. Allí conoce al Padre Lucas (Anthony Hopkins) un viejo sacerdote que practica exorcismos en su casa. Con este planteamiento, las similitudes con un clásico como El exorcista parecen bastante evidentes. Sin embargo, existen algunos puntos en los que se pretende innovar. Para empezar, no centra toda su atención en las posesiones demoníacas, sino que se preocupa más por esa falta de fe. Además, los jóvenes no son los únicos que dudan de la existencia de Dios; también los más veteranos parecen pasar ciertas fases de pérdida de sus convicciones religiosas al verse desamparados, abandonados y vencidos.
En cuanto a las escenas que pretenden alterar las pulsaciones de los espectadores, hay que decir que El rito se mantiene a la altura de las circunstancias y las sobrepasa magistralmente en los minutos finales de la película gracias al talento de Hopkins, que presenta una actuación escalofriante. Entre sustos y momentos de tensión disfrutaréis de una película de terror con grandes momentos, aunque también os avanzo que, para bien o para mal, no os quitará el sueño. 
Nos encontramos además con papeles femeninos que adquieren bastante importancia, ya no solo en el caso de la joven poseída (una chica a la que su propio padre ha dejado embarazada) sino también en el caso de Alice Braga (Ciudad de Dios) cuyos actos resultarán ser claves para el desarrollo de la historia.
Posiblemente no será recordada como una de las mejores películas sobre exorcismos, pero os mantendrá entretenidos durante casi dos horas y os servirá para volver a disfrutar de la terrorífica mirada de Hopkins, que nos deja absolutamente a su merced, como paralizados por el shock. Se la recomiendo a todos los amantes del género.

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