lunes, 12 de septiembre de 2011

Con derecho a roce

Si bien Nina (la trastornada bailarina de Cisne Negro protagonizada por Natalie Portman) envidiaba a Lily (Mila Kunis) e intentaba imitarla, parece ser que en la vida real ha sido esta última la que ha querido seguir los pasos de Portman. Y es que resulta imposible no establecer comparaciones entre Con derecho a roce, con Justin Timberlake y Kunis, y la muy reciente Sin compromiso, que contaba con Ashton Kutcher y Portman como protagonistas. En ambas historias dos amigos desengañados con las relaciones serias deciden dejar atrás los sentimentalismos y disfrutar de los placeres físicos sin ningún tipo de ataduras. Pero, a pesar de las claras similitudes, si he de quedarme con uno de los dos films me decanto sin dudarlo por Con derecho a roce. Para empezar, la química entre la pareja de actores está mucho mejor trabajada e incluso resulta de lo más natural. Sorprende la total espontaneidad de Timberlake y Kunis, que consiguen convencer en todo momento y en cada situación. Quizá no reiréis a carcajadas, pero una sonrisa permamente os iluminará la cara.
De alguien que es más conocido por sus canciones que por su trabajo en el mundo del cine no se podía esperar nada especial, sin embargo Timberlake ha sido capaz de demostrar que al menos esto de las comedias románticas se le da como anillo al dedo. En cuanto a Kunis, su papel no varía mucho del que ya vimos en Cisne Negro. Sigue siendo una chica atrevida, divertida, atractiva y con unas ganas tremendas de disfrutar de la vida, pero nada de eso quita que consiga enamorar a la cámara con su interpretación y sus enormes y expresivos ojos.
Y no solo por todo ello es acertada la elección de estos dos actores, sino que además no podemos olvidar que contar con dos artistas guapos y de físico perfecto te garantiza que tanto ellos como ellas estén muy interesados en admirar todas sus virtudes en la pantalla grande.
Algunos de los mejores momentos de la película vienen de la mano de tres secundarios de lujo: Woody Harrelson (sus intervenciones provocan las situaciones más cómicas), Patricia Clarkson y Richard Jenkins. En Con derecho a roce encontraréis mucho sexo y mucha teoría sobre las dificultades para conseguir una relación seria, pero también hay lugar para una crítica al romanticismo barato de la mayoría de las películas hollywoodienses y para la crudeza de una enfermedad como el Alzheimer. 
Todos los escenarios, que van a caballo entre Nueva York y Los Ángeles, están pensados para conseguir que el espectador se enamore del estilo de vida made in USA y para que vuelva a casa con unas ganas irresistibles de coger un vuelo y cruzar el Atlántico. Una especie de promoción turística elaborada con naturalidad que logra su propósito con total efectividad. Eso sí, no se alardea de una supremacía mundial y de un patriotismo excesivo, más bien parece que se interiorice una nueva y moderna visión en la que reconocen que no son los amos del planeta. Un gesto que se agradece enormemente. 
Uno de los momentos en los que la película te transmite más energía es el del electrizante flashmob en pleno Time Square. 
Iba al preestreno sin muchas expectativas, tan solo esperando pasar un rato entretenido, y he acabado disfrutando cada escena de la película. Una grata sorpresa que me lleva a recomendaros la película a todos los que sepáis apreciar el nuevo curso que están tomando las comedias románticas. Los interesados podréis ir a verla a partir del 23 de septiembre.

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