sábado, 16 de julio de 2011

En el preestreno de "Templario"

Ayer tuve la suerte de poder asistir al preestreno de esta película de la que casi ninguno de vosotros habréis oído hablar: Templario. Y digo suerte porque, si hace una semana os hablaba de mi mala experiencia en el preestreno de Águila Roja: la película, en esta ocasión pude disfrutar de un film que, a pesar de no llegar a ser un peliculón, me sorprendió muy gratamente. Hay que matizar que la vi en V.O.S. y que seguramente es un factor que influyó bastante en mi percepción final de la película. De esta forma se valora mucho más el trabajo completo de los actores y no se puede atribuir el mérito o el desastre a la labor de los dobladores. La cinta se ambiente en el s. XIII en una Inglaterra medieval reinada por un hombre cruel y sin escrúpulos, Juan I (Paul Giamatti). Cuando se ve obligado a firmar la Carta Magna, decide vengarse de todos aquellos que, en lugar de servirle, decidieron emprender una guerra contra él. Un pequeño grupo de guerreros, liderados por un templario atormentado (James Purefoy), serán los únicos en plantarle cara y defenderán el castillo de Rochester, la clave para acabar con el rey.
En los primeros minutos de la cinta ya queda claro que el director Jonathan English no ha querido cortarse ni un pelo en las escenas más violentas y sangrientas. Preparaos para ver carne desgarrada, torturas y castigos de un dolor insoportable, incluso para el espectador que lo presencia cómodamente desde su butaca. Es algo que, a riesgo de que pueda parecer morboso, se agradece, pues no es más que una manera de mantenerse fiel a la realidad que se vivía en aquella época. La brutalidad de las imágenes hace más creíble la historia. Además, las armas utilizadas en los combates (con asombrosamente bien recreadas catapultas) y las estrategias tan orginales lograrán dejarte con la boca abierta. Las escenas de las batallas son impresionantes, aunque se nota la escasez de presupuesto. 
En la realización de los enfrentamientos encontramos un acierto y un fallo que empobrece la calidad. Por un lado, se ven escenas impactantes y, a diferencia de la mayoría de films de este tipo, en todo momento sabes lo que pasa, las imágenes no dejan ninguna duda. En cambio, en algunos momentos la cámara se mueve de tal manera que marea al espectador. Sé que parece mentira que las dos técnicas puedan coincidir, pero imagino que esos momentos de desgaste se deben a la falta de dinero que ya he mencionado. 
Si hay un actor que destaca especialmente sobre el resto ese es Paul Giamatti (La joven del agua, Win Win). Estamos acostumbrados a ver al estadounidense en papeles mucho más bondadosos y adorables, pero en Templario demuestra que  es capaz de moverse en todo tipo de registros y ofrece una clase magistral de actuación que consigue dejar maravillada a toda una sala, sobre todo en los momentos finales de la película en los que el personaje llega a su punto álgido. El protagonista James Purefoy (Destino de caballero) no brilla pero tampoco decepciona. Realiza un trabajo aceptable dentro del típico héroe de batallas medievales.
Otro aspecto que me llamó especialmente la atención es la ambientación de los escenarios en los que se desarrolla la acción. Hay pocos, pero los que hay están muy bien trabajados y realizados., hasta el más mínimo detalle.
En definitiva, una película sangrienta, brutal y emocionante no apta para los estómagos más delicados, pero totalmente recomendable para los amantes de las batallas medievales que disfrutan con la crueldad y la franqueza de las imágenes. Mucho me temo que, a pesar de todo, no se hablará mucho de ella y no creo que sea capaz de aguantar la presión de los nuevos estrenos del verano.

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