sábado, 9 de julio de 2011

En el preestreno de Águila Roja: la película


Toda película con aspiraciones taquilleras prepara su despegue en la sesión de preestreno para los críticos. Una valoración general positiva en los medios, junto con una mínima expectación entre el público, puede llegar a ser una garantía de éxito en las salas de cine. Así, la primera cita obligada con Águila Roja: la película tuvo lugar el pasado lunes 11 de abril a las diez de la mañana en los cines Icaria de Barcelona, fecha y lugar escogidos para presentar el film a los espectadores más exigentes. Desde luego el ambiente de la sala no favorecía mucho la situación. Una decena de críticos de todo tipo de medios se dispersaron entre las butacas. Todos se conocían, todos se ponían al día de sus últimas novedades profesionales y personales y todos se mostraban recelosos de sentarse juntos. Medio dormidos, algunos comentaban el hecho de haberse situado estratégicamente para “salir huyendo” si la película no merecía malgastar su tiempo. Las expectativas antes de comenzar no eran precisamente buenas para ninguno de los presentes.
Así, la primera cita obligada con Águila Roja: la película tuvo lugar el pasado lunes 11 de abril a las diez de la mañana en los cines Icaria de Barcelona, fecha y lugar escogidos para presentar el film a los espectadores más exigentes.
A las diez en punto se encendió el proyector y apareció en escena la modelo (y parece que a partir de ahora también actriz) Martina Klein huyendo a lomos de su caballo de Francis Lorenzo y sus secuaces. Las escenas del primer cuarto de hora de película provocaron que uno de los críticos abandonara la sala sin dudarlo. Fue el primero, pero no el último. Los demás le miraron con cierta envidia y dudaron de seguir sus pasos, pues lo visto hasta el momento dejaba evidente que las próximas dos horas iban a ser insufribles. 
Las risas no tardaron en llegar, aunque más que por lo acertados o graciosos de los momentos cómicos era por el absurdo de las situaciones. Incluso en los momentos teóricamente dramáticos que buscaban tocar la fibra sensible del espectador una carcajada general imperaba en la sala. Una de las críticas mostraba su desaprobación constantemente con todo tipo de onomatopeyas que todavía cargaban más el ambiente de pesadez y agobio.
Los únicos momentos en los que nadie podía rechistar era cuando se producían las escenas de acción mejor preparadas. Durante el resto de la película, la mayoría de los presentes consultaba impacientemente su reloj o su teléfono móvil deseando que aparecieran por fin los créditos finales. Unos de los momentos que originaron más revuelo entre los asistentes fueron aquellos en los que se exaltaba un patriotismo español demasiado forzado y exagerado que suponía la guinda del pastel de una película que no convencía a nadie.
Cuando quedaba media hora para que terminara la película, un crítico más decidió emprender su huída hacia el exterior, incapaz de esperar por más tiempo.  Después de dos horas, la película llegó a su fin y todos salimos apresuradamente de la sala de cine con el deseo de olvidar cuanto antes el tiempo perdido.
La siguiente cita tuvo lugar dos días más tarde. El miércoles 13 de abril fue el día escogido para realizar las entrevistas a José Ramón Ayerra, el director de la película, y a los actores David Janer y Martina Klein. El Hotel Arts de Barcelona fue el escenario escogido para el encuentro entre el equipo y los periodistas. Éstos, menos numerosos que en el día del preestreno, esperaron pacientemente en la terraza del bar del hotel la llegada de los artistas. La primera en aparecer fue una simpática Martina Klein que pasó al comedor del restaurante para que la maquillaran y peinaran. Poco después, se dejó ver Ayerra y concedió unas rápidas entrevistas individuales a los pocos periodistas interesados en sus declaraciones. En el caso de los actores las entrevistas tuvieron que ser que ser compartidas. Martina Klein parecía tener un guión aprendido de lo que la prensa quiere saber y contestaba todas tus preguntas antes de ser formuladas. Más especial fue la entrevista a David Janer quién, a pesar de que todo el mundo comentaba lo tímido y vergonzoso que es, se lanzó al sofá del comedor y se tumbó cómodamente justo antes de comenzar la entrevista. Los momentos divertidos de nuestra charla con Janer fueron provocados por las insólitas preguntas que realizaba una de las periodistas a las que a veces el mismo actor no sabía cómo responder. El broche final de la entrevista llegó con la última petición de la misma periodista, que insistió en fotografiar las manos de Águila Roja porque es lo que solía hacer con todos sus entrevistados. En  definitiva, toda una experiencia de lo más inusual.
En la próxima actualización os ofreceré las entrevistas a los dos actores protagonistas.

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